Ha partido un grande. Christopher Lee, el maestro actor británico de 93 años, falleció el pasado domingo 7 de junio debido a problemas respiratorios e insuficiencia cardiaca.
Recién hoy, su familia confirma su deceso que sucedió a eso de las ocho y media de la mañana, en el hospital de Westminster, en Chelsea, Londres, donde había sido ingresado hace tres semanas debido a su complicado estado de salud.
Actor insigne de la compañía Hammer, su primer papel para la productora fue como la criatura de Frankestein, en La Maldición de Frankestein y de ahí en adelante, le sobrevino una serie de colaboraciones entre las que destacan sus roles en La Momia, El Sabueso de los Baskerville y el papel que lo llevaría al estrellato definitivo: Drácula.
Sin embargo Christopher Lee no solo sería un simple actor, durante la Segunda Guerra Mundial, el hombre también serviría a la Real fuerza aérea británica durante cinco años aunque nunca llegó a pilotar, cuando fue transferido al 260º Escuadrón, y ahí cumplió misiones de espionaje e inteligencia. De hecho, al día de hoy, existen documentos del señor Lee que se mantienen clasificados.
Actor en más de 250 films, para nuestra generación será mucho más popular por su interpretación de Saruman, El Blanco, (porqué, que falso que se acuerden de Drácula). Además del clásico rol de Scaramanga, el villano de James Bond de El Hombre de la Pistola de Oro, Conde Dooku, uno de los villanos decentes de la segunda trilogía de Star Wars, y su rol como Lord Summerisle, el líder de la secta hippie asesina de The Wickerman de 1973.
Por si fuera poco. Lee era cantante de Metal Sinfónico, llegando a grabar discos solistas y colaborar (entre otros) con el grupo, Rhapsody of Fire.
En lo más personal, escribió su propia autobiografía llamada, justamente, ‘Tall, Dark and Gruesome’ (Alto, oscuro y espantoso) (Lee medía 1,96 centímetros) publicada en 1977 y que tiene dos reediciones, correspondientes a 1997 y 2003.
 
